martes, 9 de febrero de 2010

LA BIBLIA Y SU LENGUAJE SIMBOLICO

P. Gregorio Iriarte o.m.i.


1.- Los símbolos y las metáforas en la Biblia
El “lenguaje simbólico” está presente en toda la literatura universal, sobre todo a través de los cuentos, las fábulas, las novelas, las parábolas, las historietas…En la actualidad lo percibimos en las telenovelas y en tantos otros programas radiofónicos y televisivos.
El problema interpretativo surge cuando a ese lenguaje simbólico y figurado se le pretende dar una interpretación literalista o histórica.
Es ésta, sin duda, la actitud más arraigada en nuestro pueblo y la más empobrecedora del profundo mensaje bíblico.
El lenguaje bíblico está lleno de símbolos y metáforas. Jesús recurrió ese tipo de comunicación a través, sobre todo de las parábolas. Es lo que se denomina actualmente con la expresión “teología narrativa” que es mucho más accesible al pueblo sencillo.
Jesús recurre al lenguaje simbólico constantemente : el Reino de Dios es como una “semilla”, como el “fermento”, como la “mostaza”, como una “boda”, como un “ banquete”…etc
El apóstol Pedro era pescador, ese era su oficio y Jesús recurre al lenguaje simbólico para indicarle su misión : serás “pescador de hombres”. El apóstol se llamaba “Pedro” y Jesús recurre nuevamente al símbolo: tú te llamarás “piedra” ( fundamento de la Iglesia.)
Si no tenemos presente en la interpretación de la Biblia el sentido simbólico, no comprenderemos su verdadero mensaje.
El soldado romano con una lanza atraviesa el costado de Jesús en la cruz. Ese es el hecho real. El anciano Simeón le dice a la Virgen María que “una espada atravesará su corazón. Esa “espada” es simbólica, es metáfora.
El Génesis nos cuenta que Dios “formó” al primer hombre, con “barro”, con “ arcilla”,y que lo “sopló” dándole “aliento de vida”. Nos dice también que Dios “formó” a Eva con la “costilla de Adán” y que ellos “desobedecieron” “comiendo” la “fruta prohibida”, …etc.
Podemos percibir que es constante el lenguaje metafórico.
La Biblia narra, con muchos detalles, la tragedia del Diluvio Universal, el asesinato de Abel, la confusión de los pueblos en la construcción de la Torre de Babel….
Son relatos metafóricos que encierran un mensaje real y aleccionador para todos los creyentes, pero, para captarlo, hay que superar la interpretación literal, que se limita a tomarlo todo “al pie de la letra”. Eso le quita al texto sagrado toda su profundidad y su verdadero sentido transformador y liberador.
Ante estos conocidos episodios de la Biblia muchos de los sencillos lectores de la Biblia reaccionan igual que aquel niño que, al escuchar a su maestra el cuento de “Caperucita Roja”, le dijo, todo sorprendido, : “Profesora, los lobos no hablan. Ningún animal habla.” La maestra trató de explicarle que era un cuento y que el lenguaje en los cuentos y en la fábulas es simbólico y que, por lo tanto, no había que tomarlo al pie de la letra. “En los cuentos, añadió la maestra,, es la imaginación la que habla…..

2.- El lenguaje simbólico en el Génesis
Probablemente, ese niño no entendió la explicación de su maestra. Es lo mismo que pasa como muchos lectores de la Biblia: se empeñan de interpretarlo todo en forma literal. Lamentablemente, eso es lo que les enseñaron algunos improvisados catequistas o desinformados profesores de religión. Lo peor es que estas falsas interpretaciones han tergiversado y empobrecido totalmente el mensaje bíblico, reduciéndolo a intranscendentes “historietas”. Símbolos como el barro, el soplo, la costilla, la manzana, la serpiente…. han sido explicados, muchas veces, en términos literalistas, privándoles de su profundo sentido metafórico.
Debemos hacer un esfuerzo para superar la literalidad que ha estado tan presente en nuestras catequesis. Eso ha infantilizado el relato y le ha privado de la gran riqueza que contiene para alimentar y fortalecer nuestra fe.
Los antiguos mitos en los que se inspiran algunos pasajes de la Biblia no son acontecimientos que históricos. Son leyendas, cuentos, fábulas…. que expresaban la riqueza literaria de esos pueblos. Algunos tenían una finalidad moralizadora y otros un objetivo socio-político. Todos esos mitos sirvieron para orientar, dar ánimos y crear coherencia y unidad en el pueblo.
Gran parte de los relatos del Génesis tienen su inspiración primaria en algunos de los mitos mesopotámicos, sin embargo, los escritores sagrados los enriquecieron con importantes aportes.
Por otro lado, debemos tener presente que en la elaboración del texto, los escritores sagrados se sirvieron para su redacción de tres grandes fuentes de inspiración, distintas en sí: la fuente “Yahvista”(J), la fuente “Elohista”(E) y la fuente “Sacerdotal” (P).
Una catequesis equivocada ha convertido a estos grandes relatos del Génesis, en pequeñas historias que entusiasman a la imaginación infantil. Esto ha logrado infantilizar los relatos, privándoles de toda su riqueza original, no llegando, por lo mismo, a alimentar la fe de nuestro pueblo, empobreciendo totalmente el mensaje bíblico.
Por otro lado, debemos tener siempre presente que la finalidad de la Biblia no es el ofrecernos datos o conocimientos científicos sobre astronomía o sobre la creación del mundo. Su objetivo es eminentemente religioso.

3.- Los grandes temas del Génesis y sus tergiversaciones
Comencemos analizando algunos de los pasajes más conocidos del libro del Génesis que con tanta frecuencia han sufrido graves deformaciones interpretativas.
El Génesis es el primer libro de la Biblia y en él se desarrollan temas de gran trascendencia como el origen del mundo, el origen de mal, el origen de las culturas, la dispersión de los pueblos..… etc.
A lo largo del Génesis Dios aparece como el verdadero protagonista. Muchas veces actúa al modo de un ser humano, pero su soberanía está siempre presente. Esa presencia de Dios en el Génesis es misteriosa y imprevisible. A través de su Palabra que establece el contacto decisivo con el ser humano interpelándolo, pero respetando siempre su libertad.
El relato de la creación, desarrollado en el capítulo primero, está inspirado en una concepción cosmológica primitiva. Los seis días de la creación del mundo se deben entender como largos espacios de tiempo indefinido. Es un poema religioso, con estrofas y con estribillos, lleno, todo él, de poesía.
Dios se nos presenta como creador, legislador y sancionador. Él es el protagonista de la historia, pero, a la vez, crea al ser humano y al pueblo elegido como agentes responsables y como sujetos de su profundo amor. Lo advierte claramente el Deuteronomio: “Si el Señor se enamoró de ustedes y los eligió… fue por puro amor” (Dt. 7,7)
El Génesis nos dice que Dios hizo al hombre de barro. El barro y la arcilla son símbolos de la nuestra fragilidad y de todas nuestras limitaciones como seres humanos.
Dios aparece como un alfarero que da forma y que da vida a ese barro.
Dice el texto que Dios “sopló” sobre él, le dio “aliento”. La simbología es clara: nos enseña que esa estatua de barro se convierte, por la acción de Dios, en un ser racional, espiritual y con alma inmortal.
El mito nos cuenta que Dios, durante el sueño, le extrajo a Adán una costilla para formar con ella a la mujer. La idea central de este pasaje es de gran importancia: el hombre y la mujer son la misma carne, y, por lo tanto, seres plenamente iguales.
Esa igualdad la encontramos remarcada en el versículo siguiente (Gn. 1,26) en el que Dios, con tono solemne, dice: “Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza… y Dios los creó a su imagen; varón y mujer los creó” ( Gn. 1. 26 y 27).
En el capítulo siguiente (2,1-3) se nos informa que :“Para el día séptimo había concluido Dios toda su tarea y descansó el día séptimo de toda su tarea; y bendijo Dios el día séptimo y lo consagró”
El mensaje es claro: tiene que haber un tiempo de descanso para todos.
En este pasaje, como en otros muchos, Dios asume unas actitudes y un lenguaje humano como si después de mucho trabajo estuviera cansado y necesitado de descanso. Dios quiere que no estemos obsesionados por el trabajo, por las ganancias….Es necesario que haya espacios de tiempo para las relaciones con los demás y para el crecimiento interior de cada uno de nosotros.
Es evidente que el autor del Génesis se sirve de metáforas y símbolos tomados, sobre todo, de la vida rural, como el barro, el sueño, la fruta prohibida, el árbol, la serpiente, el río….. El mensaje global que se nos quiere dar a través de los distintos episodios del Génesis es que las causas del mal en el mundo están relacionadas con la mala conducta de los seres humanos.

4.- El Paraíso Terrenal
Dicen los investigadores que gran parte del relato acerca del Paraíso y de la creación de la primera pareja humana está construido sobre un antiquísimo mito mesopotámico.
La riqueza de este pasaje ha sido, con mucha frecuencia, desvirtuada, ya que se lo ha interpretado como si Dios hubiera creado a nuestros primeros padres en estado de inocencia pura.
Según esa errónea concepción, el hombre y la mujer, antes del pecado, eran seres perfectos, salidos de las manos de Dios, pero, que, a causa de su desobediencia al comer la fruta prohibida, perdieron ese estado de pureza original. Pero, lo que es peor, ese estado perfecto lo habrían perdido, no solamente para ellos, sino para toda su descendencia humana. Por lo tanto, todas las personas en el mundo nacerán con un pecado: el pecado original.
Según esta equivocada interpretación, Dios tenía en sus planes un proyecto de vida perfecto para toda la humanidad, pero Adán y Eva lo echaron a perder al trasgredir la orden divina.
Las consecuencias que se han derivado de esta falsa interpretación han sido muchas y muy negativas: al bautismo se le ha dado un sentido meramente absolutorio del pecado original, se ha impuesto la obligación de bautizar, lo antes posible, a los niños, desplazando a la formación primitiva catecumenal, se llegó a “inventar” la existencia del “limbo” para no condenar al castigo infernal a los inocentes que morían sin el bautismo….
La insistencia en el pecado original desarrolló en el pueblo cristiano una mentalidad pesimista ya que se concibe al hombre marcado, desde su origen, no por la gracia, sino por el pecado.
La mujer aparece, según esa interpretación literalista, como tentadora del hombre y como instrumento de pecado y al hombre se lo presenta como un ser estúpido, sin voluntad….
Esa equivocada concepción se ha ido superando, sobre todo a partir del Concilio Vat. II, pero podemos constatar que es la que todavía predomina en nuestro pueblo y aún en muchos sacerdotes.
El pecado original no se debe interpretar como un pecado personal sino como expresión de nuestra condición humana débil y pecadora. No es, por lo tanto, un acto de cada ser humano, sino su propia condición de permanente y total fragilidad moral. El bautismo no nos libera de nuestra condición pecadora.
Todos somos pecadores y el pecado es algo inherente a nuestra naturaleza humana, pero no es una lacra derivada de la concepción carnal.
Es un error también el identificar a la serpiente con el diablo, como se ha dicho tantas veces.
Igualmente, hay que rechazar la idea de que el pecado de nuestros primeros padres fue de índole sexual. La fruta prohibida es la imagen gráfica de todas nuestras tentaciones y de nuestras permanentes inclinaciones hacia el mal.
El pasaje del Paraíso y del castigo d Adán y Eva es, en su conjunto, un oráculo, tal y como lo utilizaban los profetas, compuesto por cuatro elementos : un juez, un reo que puede ser una persona o una institución, un delito que da origen al juicio y una sentencia o castigo.
Por lo general, el oráculo profético no inventa castigos nuevos sino que aprovecha los males o las catástrofes naturales y las interpreta como reprimenda de Dios. Lo vemos esto en la sentencia de Dios que está limitada a los trabajos y a las penalidades propias de nuestra condición humana.
Quienes interpretan el pasaje como si fuera una narración de acontecimientos históricos es normal que queden totalmente desconcertados. Por ejemplo, el texto dice que Dios “tomó descanso”, que “modeló al hombre con arcilla”, que “sopló en su nariz”, que “pregunta por lo que ha pasado”, que “se paseaba por el jardín tomando el fresco…”
Si interpretamos la Biblia “al pie de la letra” nos encontraremos totalmente desubicados, sin llegar a captar las enseñanzas concretas del mensaje bíblico.
“El árbol de la ciencia del bien y del mal” viene a ser la imagen gráfica de la tentación de poner al ser humano como centro de todo, relegando la acción de Dios. El mensaje es claro: el mal en el mundo nace de la decisión libre de los hombres, pero el ser humano se autodestruye cuando pierde de vista a Dios que es esencialmente liberador.


5.- Caín y Abel
El relato de Caín-Abel con su lenguaje simbólico era usado por los sabios de Israel para hacer entender al pueblo cómo el egoísmo humano, disfrazado de muchas formas es, en definitiva, el responsable de los grandes males en la humanidad.
La narración no solamente va a denunciar y condenar a Caín como asesino de su hermano, sino también a su descendencia maldita, a la “estirpe de Caín”, a todas aquellas personas y grupos de poder causantes de guerras, injusticias, genocidios, opresiones, explotación… que han sido a lo largo de la historia verdaderos “asesinos” de sus hermanos.
La cantidad de cientos de años que se les asigna a los principales patriarcas es una manera de cuantificar la calidad de la vida de esas venerables personas y su adhesión a los planes divinos.

6.- El Diluvio
En el capítulo 6 del Génesis nos encontramos con la antigua leyenda referente a la existencia de “una raza especial de hombres gigantes descendientes de seres celestiales.”(Gn 6, 1-8)
El texto analiza críticamente el comportamiento totalmente delictivo de esos “gigantes”, con consecuencias muy graves para todos. El autor bíblico se sirve del relato para describir un flagelo que sufrió el pueblo: la prostitución.
Esta anécdota sirve de introducción a lo que se describirá como “El Diluvio y la vida de Noé y su familia.” El autor sagrado se sirve de muchas imágenes cargadas de simbolismos. La denominada “Fuente Sacerdotal (P) le dio a este mito la redacción final que ha llegado hasta nosotros. Su moraleja es clara: existe una total responsabilidad del ser humano en los males que afligen a de la humanidad.
En el fondo, muchos exegetas ven una crítica al pueblo de Israel que ha “naufragado” en su vocación de servicio a la justicia y a la vida como pueblo elegido. Si nos ubicamos en el punto de vista del escritor sagrado y en el contexto socio-histórico y religioso de ese tiempo, percibiremos ese mensaje tan urgente y necesario ahora como en los tiempos de Noé.
La veracidad histórica del Diluvio, que tanto ha suscitado a la imaginación y la curiosidad, no es la finalidad del relato. El Diluvio debe ser conceptuado como un gran mito con una importante lección para todos: Si hacemos el mal nos destruimos a nosotros, a nuestros hermanos y a la naturaleza. Dios quiere salvar a las personas, a los animales y a toda la creación. Debemos desarrollar en nosotros actitudes de defensa del medio ambiente y de protección a la “Madre Tierra”.

7.- La Torre de Babel
Se nos dan algunas claves para comprender la existencia del mal en el mundo: Las peores son el egoísmo y en el buscar únicamente los propios intereses.
Los ambiciosos se asocian formando grupos de poder para excluir y dominar a los más débiles. El relato cuestiona el papel de las estructuras políticas y religiosas de ese tiempo.
Una interpretación simplista insistió que este pasaje explica el origen de la diversidad de los pueblos, y que esa diversidad de culturas y lenguas era un castigo de Dios.
En realidad, el texto es más profundo de lo que parece: Condena la dominación impuesta por los reyes, el emperador y los grupos de poder que querían ver a todo el pueblo sometido a su voluntad y a su servicio.
Dios se presenta en el relato como opuesto a todas las prácticas dominadoras e imperialistas.
El Señor desciende del Cielo no para unirse al poder opresor, sino para destruirlo. Destruye la Torre y libera a los pueblos del sometimiento y la servidumbre. No se trata pues de un castigo sino de un acto liberador de Dios.
Desde la correcta interpretación de esta historia, el creyente de hoy puede encontrar en ella la herramienta apropiada para leer críticamente la realidad político-religiosa en que vivimos actualmente.
Desde hace algunos años el mundo camina hacia la globalización pero ¿se trata de un proyecto que beneficia a todos los pueblos por igual..? ¿Qué papel están jugando en este proceso las estructuras económicas y políticas? ¿A quienes están favoreciendo….?
Este relato de la Biblia, como otros muchos, nos debería servir para enjuiciar desde la Palabra de Dios a la globalización y a tantas otras injusticias que vive nuestro mundo.

Cochabamba. Febrero, 2010.